martes, noviembre 21, 2006

Donno

Pongo público por este medio el regalo que le di a mon cheri el día de hoy.
Hagan click en el thumbnail para verlo completo.
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Sólo para gritar a los cuatro vientos digitales que te quiero.
Para contextualizar este afiche: Orochimaru

¡Eureka!

Bueno, creo que al fin comprendí algo que hasta hace un par de días me era realmente incompresible: Que puede una persona comprender por un producto artístico. Y tal conclusión existe porque el día lunes, a mi mente llegó una nueva información: Los símbolos internos.
Creo que se hace imperioso el iniciar planteando el significado de éstos. Un símbolo interno no es más que un elemento de una obra de arte que es nunca termina de regalar significados a aquellos y aquellas que la perciben. Es una especie de fuente infinita de connotaciones, un pequeño elemento que siempre significa algo nuevo para cada uno y una de las personas, que es diferente para cada cual y que nunca termina de ser importante. Me resulta muy difícil poner un ejemplo en este tema ya que los símbolos internos de una obra siempre plantean diferentes pensamientos para cada una de las personas que los admiran, y creo que allí yace la "artisticidad" de una obra.
Tal y como sucedió con la ilustración que les mostré hace un tiempo: "Y así murió la virginidad", cada una de las personas que decidió compartir con nosotros sus sensaciones y pensamientos frente a ella, aportó al punto que hoy comento, sus símbolos internos son inagotables, y quizá sólo terminaron cuando mi propio planteamiento de la obra apareció, espero que no se haya superpuesto a aquellos que ustedes mismos generaron, pues es en ese instante en el que desaparece la calidad artística-simbólica de esa obra y se torna una obra cuyo valor yace en lo plástico meramente, y lo plástico puede ser víctima de una inútil comparación y competencia con otras manifestaciones plásticas.
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Este es un pequeño dibujo que hice de un gran amigo cuando estábamos conversando de témas lúdico-amorosos en su casa. Espero que les guste, y que en él hallen símbolos internos que les motiven a apreciarla por lo que es, y no por lo que queremos que sea. El arte no sólo está en los museos, y el mundo en el que vivimos, eternamente es uno de ellos.

sábado, noviembre 04, 2006

Encore!



He vuelto...
Luego de maldecir el hecho de ser un vertebrado durante doce horas (las mismas doce horas que duró mi viaje de retorno a la ciudad de Quito), por fin me hallo en mi casa, frente a mi computador, con el cabello teñido de un profundo color negro y vestido con ropas nuevas.
Y, por supuesto, como lo prometido es deuda, aquí está mi autorespuesta hacia la última ilustración planteada:
Primero, la forma predominante (el "pilar" que atraviesa casi toda la hoja) es eminentemente fálico, con esto, incluso se puede observar que de una u otra forma, es esta ilustración autobiográfica, ya que en este caso (mis cromosomas X y Y) para que muera una virginidad, la presencia del falo es necesaria. Segundo, las formas que acompañan a este falo abstracto en la parte inferior del encuadre son formas cargadas de fuerza en el trazo. ¿Qué puede esto significar? Quizá la resistencia que presenta el sujeto a ser penetrado (o penetrada, según sea el caso) en esa primera ocasión, o quizá represente la confusión que produce una nueva sensación, también podría significar la energía con que esa penetración sucede, entre otros. Continuando con la explicación, las formas ondulantes que siguen de manera ascendente, representan en cambio, una diferencia de sensaciones entre lo incial y lo que prosigue a ese primer contacto, algunos podrán verlo como placer, otros como felicidad, otros como una duda (diferente a la inicial), no sé, a final de cuentas, ésta es meramente mi interpretación (oops, creo que me adelanto... Jose, enfoque). Por último, aquello que se describe en la parte superior de la hoja, es aquella sensación confusa, ignorante y casi gloriosa que acompaña al finalizar esta relación de seres.
Y así murió la virginidad.
Si les pedí encarecidamente que comenten acerca de todo lo que estas imágenes pueden evocar en ustedes, y (tácitamente) contraponerlas con mi interperetación de lo creado, fue principalmente porque deseaba recalcar el hecho de que en nuestros tiempos, es imposible hablar de arte monosémica, sino de un arte que tiene infinidad de significados y la infinita capacidad de hacer sentir de formas diferentes, y es por ello que el arte debe ser valorado, quizá no desde la subjetividad de cada una de las personas que lo observan (ya que en este caso estamos hablando de artes visuales) sino más en la importancia de lo que el autor o autora (incluso autores en muchos casos) quieren transmitir con esa obra, y la importancia del impacto (poco o mucho, depende de la persona y la situación) que esa misma sea capaz de causar en nosotros.
Si algo nos ha enseñado el arte en el último siglo es que es más libre aún de lo que se llegó algún día a pensar, y si algo hemos de aprender de ese mismo arte, es a ser libres y diferentes, tal como una evocación de la virginidad perdida nos ha hecho percibirnos.
Arigatoo gozaimasu.
*PD: La obra "Y así murió la virginidad" es parte de una posible instalación que tengo en mente, cuando termine las ilustraciones se las mostraré.